La representación viviente de las Marías y la Magdalena es la tradición más importante, significativa e identificativa de la Semana Santa de Aspe, hoy en día toda una institución. Esta representación se lleva a cabo por tres jóvenes aspenses que son apuntadas, para años más tarde poder desempeñar este papel. Algunas son apuntadas incluso recién nacidas por sus madres o abuelas.
Se trata de una tradición antiquísima, de la que se desconoce su fecha exacta de inicio, pero hay datos de que ya se desarrollaba en el s. XIX. En la actualidad, las Marías y Magdalena son las máximas representantes de la Semana Santa de Aspe, y acuden a todos los actos oficiales de Cuaresma y Semana Santa.
En cuanto a su participación, visten por primera vez su atuendo en la tarde del Jueves Santo, cuando tiene lugar la Misa Solemne. Al ser trasladado el Santísimo al Monumento realizan una reverencia ante el mismo.
Ya a la mañana siguiente, en la Ceremonia del Encuentro y Procesión del Camino del Calvario, la Magdalena acompaña a Nuestro Padre Jesús Nazareno, mientras que las Marías realizan una reverencia en su encuentro en la Avenida de la Constitución para, posteriormente, emprender la procesión acompañando a la Dolorosa.
En la noche de Viernes Santo, tiene lugar la procesión del Santo Entierro. La Magdalena acompaña al Santo Sepulcro con un crucifijo en sus manos, mientras que las Marías, con los clavos y la corona de espinas, acompañan a la Soledad.
En la “Mañanica de Pascua”, el Domingo de Resurrección, las Marías acompañan a la Santísima Virgen María echando flores a su paso. La Magdalena se encuentra con el Santísimo Sacramento a su salida de la Basílica de Nuestra Señora del Socorro; en ese momento es coronada de flores, y desde ahí acompaña también al Santísimo Sacramento echando flores a su paso durante la procesión. Antes de empezar la procesión, tiene lugar el tradicional acto de las Cortesías, donde las Marías y la Magdalena realizan sus reverencias al Santísimo Sacramento.
El Sermón de las Siete Palabras “El Monte”, realizado con continuidad desde 1893 hasta 1955 (excepto los años de guerra civil), y recuperado en 2005, celebrándose el Sábado de Pasión de los años pares en la actualidad, también cuenta con la participación de las Marías y la Magdalena, que permanecen inmóviles durante el acto, hasta el momento de la Séptima Palabra, cuando las Marías se arrodillan y la Magdalena abraza la Cruz del Santísimo Cristo de la Agonía en el momento de su muerte.
El Sermón de las Siete Palabras, conocido popularmente en Aspe como “El Monte”, es un Auto Sacramental narrativo-musical en el que un orador reflexiona sobre las Siete Palabras de Cristo en la Cruz. La peculiaridad que tiene este Sermón en Aspe, que lo diferencia del resto, es su representación. Sobre el escenario las imágenes del Santísimo Cristo de la Agonía, la Dolorosa y San Juan; la representación viviente de las Marías y la Magdalena, así como la Guardia Pretoriana, y con un fondo donde se encuentran pintados el Buen y el Mal ladrón. Junto a toda esta escena, que permanece inmóvil a lo largo de todo el acto, una Banda de Música interpreta las composiciones para esta obra, creadas en el siglo XIX por Higinio Marín; conservadas y ampliadas por el Maestro Alcolea, y recuperadas por Antonio Espín Moreno en 2005. Éste Sermón nació en el año 1859, patrocinado por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y se desarrollaba desde las 12 del medio día del Viernes Santo, con una duración de 3 horas. Ésto fue así hasta el año 1955. Este Sermón gozaba de gran popularidad y venían hasta Aspe a presenciarlo gentes de toda la comarca. Sin embargo, un cambio en la liturgia, lo abocó a la desaparición.
En el año 2005, con motivo del XII Encuentro Provincial de Cofradías y Hermandades, que tuvo lugar en Aspe, fue recuperado representado esta vez con una duración aproximada de una hora y en la Plaza Mayor. En su recuperación trabajó la Junta Mayor de aquel entonces y la Sociedad Musical y Cultural Virgen de las Nieves. La Asociación de Artes del Vinalopó realizo el nuevo decorado.
Tras este echo pasó por escenarios como la Residencia de Ancianos Ntra. Sra. de las Nieves, el Teatro Wagner o la Iglesia de Santiago Apóstol de Villena. En la actualidad, se celebra en la Basílica de Nuestra Señora del Socorro en la tarde de un sábado de la Cuaresma de los años pares.
En la conocida como “Mañanica de Viernes Santo”, tiene lugar la Ceremonia del Encuentro con Nuestro Padre Jesús Nazareno. A las 08.00 h. la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, acompañada de su Hermandad, Penitentes, Guardia Pretoriana y Magdalena viviente, abandona la Basílica Nuestra Señora del Socorro para dirigirse, a través de las calles Santa Teresa y Genaro Candela, a la Avenida de la Constitución, donde tiene lugar esta ceremonia.
Por orden, van llegando y realizando sus reverencias las imágenes de San Juan, Santa Verónica (de la que en su reverencia cae un pañuelo dejando ver la Santa Faz de Cristo) y la Dolorosa, que llega acompañada de las Marías vivientes. Al finalizar, son éstas las que realizan su reverencia a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Una vez finalizada, da comienzo desde ese punto la Procesión del Camino del Calvario.
Es una tradición antigua e identificativa en la que es tradicional en Aspe realizar promesas que más tarde se cumplirán acompañando a Nuestro Padre Jesús Nazareno vestidos igualmente con túnica morada y, bien cargados con una Cruz, o bien con las manos atadas, simulando a Nuestro Padre Jesús Cautivo. Éstos penitentes toman parte en la Procesión del Camino del Calvario, durante la “Mañanica de Viernes Santo”. Esa misma tarde-noche, en la Procesión del Santo Entierro, los Penitentes Nazarenos vuelven a la calle con ese mismo atuendo. Los que iban con las manos atadas, lo hacen de igual manera. Sin embargo, los que llevaban por la mañana una cruz a cuestas, en esta ocasión lo hacen con un crucifijo en sus manos. Se trata de una forma muy popular de cumplir promesas, reflexionar y hacer penitencia, desde al menos el s. XIX.
El broche de oro a las celebraciones de la Semana Santa aspense lo pone un acto muy peculiar que tiene lugar al finalizar la Procesión de la Resurrección, y que cierra la Semana Santa. Cuando el Santísimo Sacramento sale a la Plaza Mayor, se sitúa presidiendo la misma, mientras que van realizando sus Cortesías la Guardia Pretoriana, la representación viviente de Magdalena y las Marías.
Es uno de los actos más antiguos y tradicionales de la Semana Santa aspense, y hasta el año 2002 se realizaba antes del comienzo de la procesión. El cambio de horario fue tras una petición del párroco para que el Santísimo Sacramento no pasara tanto tiempo en la Plaza Mayor esperando mientras se organizaba toda la procesión.
Así se mantuvo hasta el año 2017, cuando por petición del párroco y ante el poco respeto que había en la plaza hacia el Santísimo Sacramento, se dividió este acto en dos partes, en el que al inicio de la procesión, sale el Santísimo a las puertas de la Basílica Ntra. Sra. del Socorro y realizan sus cortesías la Guardia Pretoriana, la representación viviente de Magdalena y las Marías; y al finalizar la procesión, realizan las Cortesías a la imagen de Cristo Resucitado, por este orden las imágenes de San Juan, la Santísima Virgen Marías, las Marías y Santa María Magdalena. Es un acto que cuenta con una gran afluencia de público y pone punto y final a la Semana Santa en Aspe.